El sustrato para la implementación debe estar limpio y firme. Polvillo, suciedad, zonas desgranables o flojas no permitirán una correcta adherencia de la imprimación, creando una zona más débil o de menor durabilidad.
Plano, liso y uniforme, para que no permita agua estancada o rugosidades que dañen los materiales asfálticos y puedan provocar cortes.
Debe tener facilidad de evacuación del agua, por pendiente y direccionalidad adecuada, sin obstrucciones al libre desplazamiento. Las terminaciones de los encuentros entre paredes y superficie del techo con ángulos adecuados para distribuir las solicitaciones en estos puntos de riesgo.
Una correcta distribución y sellado de juntas de dilatación, de acuerdo con las posibilidades de movimiento de la estructura del edificio.
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