Su apariencia depende en gran medida de la especie de la que procede. Mientras que el roble blanco (Quercus alba) produce una madera exterior de color blanco cremoso que va oscureciendo conforme llega a su centro (mostrando tonos grisáceos y marrones); el roble rojo (Quercus rubra) produce una madera exterior marrón muy clarita, casi blanca que va rosándose a medida que nos acercamos a su duramen, pudiendo llegar a presentar tonalidades rojizas. Por lo tanto el color de la madera dependerá siempre de la parte del árbol de la que provenga, así como de la variedad de árbol con la que tratemos y las condiciones climatológicas en las que haya crecido.
Aunque hay variaciones según la especie de Quercus, podemos citar algunas características comunes a todas las especies.
A menudo elegimos la madera por su aspecto y tacto. La madera dura de roble tiene unas vetas identificables que podríamos describir como abiertas y bastante largas; en ocasiones tienen particiones y remolinos. La manera en que se sierran los tableros marca una diferencia en cuanto a la veta que se muestra, por ejemplo las tablas cortadas sin más tendrán unas vetas plumadas mientras que el corte hendido resulta en unas vetas que siguen un patrón mucho más estricto.
La textura de la madera de roble es gruesa debido a que la totalidad de sus fibras se disponen de manera paralela. Además su superficie es porosa, lo que facilita modificar su apariencia aplicando pinturas, barnices o cualquier otro recubrimiento y así crear en nuestras piezas interesantes contrastes de color y patrones con la incidencia de la luz.
Los usos específicos del roble rojo incluyen traviesas de ferrocarril y postes de cerca, a nivel doméstico se utiliza para parqués, chapas de madera natural, molduras interiores y muebles. Los troncos defectuosos se utilizan como leña. No es adecuado para aplicaciones de exterior por su porosidad, que ayuda a la filtración de humedad, por lo tanto si estáis pensando en adquirir muebles de roble… ¡Que no sean para el jardín!
Las características del roble blanco por otro lado le dan características que ayudan a impedir que se filtre el agua y resiste mejor a la putrefacción. Por esto, el roble blanco se utiliza para barriles de vino y whisky, ya que resiste a las fugas. También se utiliza en la construcción naval, tonelería, instrumentos agrícolas y acabado interior de las casas. Como curiosidad, por su densidad, fuerza, resistencia y baja posibilidad de rotura por impacto, el roble blanco se utiliza mucho en las artes marciales japonesas para algunas armas.
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